
miércoles, 10 de junio de 2015
EL VERONÉS
EL
VERONÉS
(Verona, Italia, 1528-Venecia, 1588) Pintor italiano.
Hijo de un modesto picapedrero, a los trece años de edad
su padre lo llevó al taller de Antonio Badile, donde se
formó en el arte del dibujo. Su primera obra conocida, un
retablo para la familia Bevilacqua, la realizó entre 1546
y 1548. Por alguna razón que se desconoce, hacia 1551
decidió trasladarse a Ve necia, donde sus colegas le
impusieron el apodo de Veronés (por su ciudad de origen)
con el que se le conoce habitualmente. Venecia era por entonces
una de las ciudades más brillantes de Europa, y el
Veronés supo reflejarlo cabalmente en sus obras, en
particular en las llamadas «Cenas», en las que la
temática religiosa no es más que un pretexto para
retratar a la sociedad veneciana: sus tipos, la opulencia de sus
fiestas y banquetes. Son estas obras (la Cena de Simón, la
Cena de los Serviti, la Última Cena), realizadas a partir
de 1561, las que mejor reflejan su arte brillante, pomposo,
alegre y lleno de soltura, el arte que lo convirtió en el
gran decorador de su tiempo. Su primer encargo oficial en la
República de Venecia fueron las pinturas del techo de la
Sala del Consejo de los Diez y de la contigua Sala de las Tres
Cabezas, en el Palacio Ducal. A continuación se
ocupó de la decoración al fresco de la iglesia de
San Sebastiano, que consolidó definitivamente su fama. Por
entonces conoció a Palladio, que acababa de finalizar la
villa de los hermanos Barbaro en Maser, cuya decoración
pictórica se le encargó. Al terminar las pinturas
de Maser, regresó a Venecia, donde dio vida a su etapa
creativa más fecunda, que comenzó con el gran
lienzo de las Bodas de Caná y siguió con las
mencionadas «Cenas». A consecuencia de una de ellas
tuvo que enfrentarse a la Inquisición, que lo acusó
de no haber respetado la temática sagrada de la
Última Cena. Acusado de herejía, se le
obligó a modificar o destruir la obra; el problema se
zanjó finalmente cambiando el nombre del cuadro por el de
Cena en casa de Leví (1573). Circunstancias fortuitas,
como los incendios del Palacio Ducal en los años 1574 y
1577, le permitieron volver a trabajar para el Estado veneciano,
en la decoración de la sala del Colegio y después
en la de la sala del Gran Consejo, donde pintó el Suntuoso
Triunfo de Venecia.

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